EL ENCANTO
Cuentan muchas historias que las personas que
se encantaron en tierras mágicas lo hicieron gracias a sus jichis o
jichas que ilusionaron a los hombres y mujeres venidas de otras tierras y se quedaron para siempre entre bejucales y chiribitales chiquitanas.
LOS ENCANTADORES DE YASAUSHAKA
Los franciscanos encantaron a los yasaushaca
o bárbaros con la música del violín, que maravillaron los sentidos, dejándose
llevar como hizo el flautista de Hamelín con los ratones hacia las “jaulas
doradas o reducciones donde fueron amansados.
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